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Feliz navidad en Enrich

Mi navidad no hace más que adelantarse y por estos días me siento una de las favoritas de Moira (la diosa griega del destino)

El otro día me invitaron a probar la nueva carta de Enrich con platos acordes a la crisis: un leve ajuste en los precios y la inclusión de muchos más platos con medias raciones; un menú tradición de sólo 35€ (que en un restaurante de su categoría es un verdadero regalo, aunque algunos me tacharéis de frívola por hacer semejante afirmación, con éste restaurante me atrevo… a mi pesar pues a mi también me da un pelín de repeluz si pienso en quienes me leerán sin haber comido allí nunca); y unos menús navideños francamente económicos si miramos las ofertas hoteleras y de los restaurantes de postín para estas fechas.

Hasta aquí ya habéis visto que estoy entregada. No hay sorpresas… Pero si platos que merecen ser narrados.

De aperitivo chupito de boletus, trufa, piñones y manzana que en su textura cremosa era toda una invitación… Un anuncio de placeres por venir y una mini ración, como de cucharadita dulcera de lasaña de confit de pato y escabeche de miel: una mezcla muy afortunada pues la pastita era como un pañuelito suave que envolvía sabores discretos y dulces, como un buen beso.

Como éramos varios en la mesa pudimos probar muchos primeros en raciones más discretas.

Primero carpaccio de presa ibérica ahumada al carbón de encina y romero, con dos hojitas de roqueta, un poco de mayonesa de wasabi ( la más exquisita y suave del mundo) y mermelada de tomates verdes que daba un roque levemente ácido y dulce a la vez, sin competir con el picante de la mayonesa… La carne era magra y con una temperatura ideal, ligera. (Ración completa 18€ / media 10€ de buen tamaño).

Después algo saludable y digno de imitación ¿Quién se atreve?: Alcachofas de Tudela rebozadas (el corazón con un poco del tallo) que estaban firmes pero tiernas, un par de cuadritos de foie fresco a la plancha y una yema de huevo blanda componiendo un paisaje colorido y tentador. De base, una pincelada de reducción de Pedro Ximénez. Es una mezcla apoteósica en la que los sabores perduraban y se mezclaban a la vez sin perder su identidad. (ración 18€ / media 10€)

Después otro de eso platos que se quedan en la memoria gustativa como un recuerdo leve, pero envolvente (no persistente como el chorizo). Huevo poché capuccino con crema de apionabo y mousse de colmenillas. No podéis renunciar a probarlo. Lo sirven en una tacita de hierro de los que se utilizan para tomar té chino y parece una taza de espumoso capuccino con el color de la mousse que corona el plato. Los aromas se desatan cuando mezclas todos sus ingredientes y vuelan por la mesa trufas y colmenillas, refrescadas por el sabor perfumado y leve del apionabo. Sabores densos que se aligeran con las texturas del huevo cocido, el puré delicado y la mousse casi etérea. Mientras lo saboreas te sentirás en una fiesta privadísima en la que los demás desaparecen… Como en esos instantes tan únicos y tuyos de antes de caer dormido… se me ocurren otros símiles pero mi Torquemada particular se opone. (10€)

Probé también, si, lo siento jajajaja los más increíbles y exquisitos callos a la madrileña. Puedo parecer exagerada. Lo sé. No penséis que fue el hambre lo que indujo tales exabruptos expresivos, pues a estas alturas ya estábamos, como os imaginaréis, todos más que satisfechos… Una salsa densa, intensa de tomate, un par de trocitos de chorizo y morcilla en cada platito (era media ración para compartir entre los 4) y esos callos deshaciéndose al contacto con el tenedor. Platos de casa, de mercado, que de repente se han vestido de luces, no por el uso de materias primas extrañas o de moda sino por las horas de trabajo que se le intuyen, las cocciones a fuego lentísimo y el lujo de la sabiduría que derrocha Enrich con los ingredientes de Castilla. (18€ ración / media 10€)

Y como colofón: el cocido madrileño digno del mejor menú tradicional de alto standing (si en post anterior me quejé de lo inadmisible de tomar gazpacho de La Broche… en este caso, volvería a Enrich sólo para tomar un plato de callos o de cocido todo entero, para mi). El caldo contundente, espeso, como un condensado de muchos productos de óptima calidad en cocción lenta, el morcillo que se deshace con la cuchara de lo tierno, la pelota de carne, los garbanzos Pedrocillanos, pequeños y sabrosos, y la tostadita de pan de aceite con las rodajas de tuétano coronando esa mezcla increíble de carnes, verduras y legumbres… ¿Quien dijo que la cocina de todos los días no debería vestir las cartas de los restaurantes de alta gastronomía? – Yo- y me equivoqué de tomo a lomo. (17€)

De postre una inmensa tarta tatin con creme fraiche y helado de avellanas para entre los cuatro (sobró, a pesar de la deliciosa masa de la base, la manzana firme y abundante y el helado de la casa). Imaginarás por qué. (12€)

A las dos horas me sentía ligera como un pájaro.

Si queréis adelantar la llegada de los reyes, id a Enrich… Os sentiréis mimados por Moira.

6 Comments

  • dolores

    Hola Lila!!!
    Me acabo de comer una manzana , pero me ha entrado un hambre increible al leer vuestro menú.
    Desde luego 35 Euros y para Madrid, no es nada caro.
    Me encanta lo de la Tarta Tatín con helado de avellana……qué rico.
    Besos y feliz fin de semana,
    dolores

  • Lila Ortega

    mis queridas Ivana y dolores, gracias por esos comentarios… la verdad que con Enrich me pasa que se me acaban las metáforas y símiles jajaja así que me parece siempre que me repito y tiendo a la excesiva expresividad (poco profesional) jajaja pero a veces hay sitios que reclaman solo un par de aplausos y no tengo archivo sonoro… Pero sería una buena idea no?
    calificar los restaurantes con aplausos digo…claro que a mi el sistema de calificar con estrellas, soles, tenedores de oro y otros aditamentos me parece arriesgado y muchas veces injusto… Enrich no tiene aún su estrella!

  • theyedropper

    He tenido el gusto de paladear la cocina de este restaurante y me quedé muy sorprendido de la calidad-precio, una elaboración impecable y un trato aún mejor. Seguro que repetiré.

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