Mi ciudad natal es verde. Verde, verde… Cuando vine a vivir a Barcelona, mi compañero me decía que posiblemente echaría de menos las vistas de las montañas y los árboles al despertar, que mi espíritu andino podría sentirse inquieto en Barcelona. Nunca sentí esa nostalgia anunciada: el mar a mis pies, la arquitectura majestuosa, las ramblas arboladas a lo largo y ancho de la ciudad y sus múltiples parques impidieron que me espoleara la nostalgia. Pero el día que me senté en El Jardín del Alma, me di cuenta de lo mucho que echaba de menos los jardines… Los jardines de barrio, el jardín de mi casa, los metros de verde que cada vivienda arropa en su interior.
Sentarme en El Jardín del Alma, con sus sillas mullidas mirando a mi alrededor los árboles y arbustos, las enredaderas me hizo sentir serena y más enamorada de esta ciudad tan llena de secretos… Pensé en el privilegio de estar sentada en medio de tanto verde y asumí que sería una experiencia costosa para quien lo disfruta, al fin y al cabo el Hotel Alma es un hotel Gran Lujo, con las implicaciones que eso supone para cualquier billetero. Sin embargo al estudiar golosa la carta de tapas y cocteles me dio una alegría adicional, pues aquí no se pasan para nada con los precios… Además sus croquetas caseras de pollo asado son imprescindibles y su ensaladilla rusa más que correcta con ventresca de atún, abundante y sabrosa. Si además quieres comer allí, a precio más que razonable, hay bocadillos gourmet que tenían muy buena pinta y que serán mi próxima asignatura.
Nosotros teníamos la invitación para cenar en la terraza y la verdad es que fue una experiencia deliciosa, no solo por la compañía sino por la calidad de los platos.
Probamos el menú degustación que te proporciona el gustazo de cenar o comer en uno de los entornos más agradables que he descubierto en los últimos tiempos. Imprescindible su Timbal de escalibada con sardinas ahumadas y aceite de naranja, en perfecto equilibrio de texturas y sabores…
Y mi favorito: los exquisitos Espárragos blancos de navarra con huevo poché e ibérico que quitaban el aliento.
Si vais, que espero que si! no dudéis en tomar de postre el Flan de yema con nube de vainilla y crujiente de piñones, que es PERFECTO, un juego con varias texturas que te sorprenderá positivamente, como entrar en una nube.
A los pocos días de mi primera cena en Alma, volví con amigos para compartir con ellos la experiencia y pasamos una tarde perfecta en las sillas del jardín acompañando nuestra charla con vino blanco y picoteo. La tercera será con una amiga que viene a verme pronto, la cuarta con alguien a quien quiero sorprender por su cumpleaños, la quinta con mi hermana que vendrá de vacaciones, la sexta sola, con mi libro favorito, la séptima….
2 Comments
ivana
la séptima conmigo! vale?
salivando estoy y con ganas de disfrutar esa maravilla!
besotes
Lila Ortega
sisisi jaja