TABERNA JAPONESA KUO

Ciudad: Barcelona.
Dirección: Madrazo, 135
Tel: 93 200 77 83.
http://www.restaurantekuo.com/

Hace unos días nos invitaron a Ivana y a mi, a conocer un nuevo restaurante en Barcelona. La Taberna japonesa Kuo. Gracias a esta compañia adorable mi post tiene las fotos más bonitas del mundo! son fotos de Ivana claro y podréis ver más calidad de esta en su blog. Gracias : )

Elegimos el domingo por la noche para el encuentro y fuimos con nuestros respectivos. El plan no podía ser más agradable.

Con solo pisar el marco de la puerta me di cuenta que estaba entrando en un local de ligas mayores. La decoración cuidadisima con un juego de texturas y materiales variados adornaban todo el local, dando un aire elegante y evocador al espacio, me sentí entrando en un jardín Zen, un espacio con una armonia prodigiosa. En la entrada una barra donde tres personas trabajaban con el sushi, al fondo de la sala la cocina con los platos calientes.

Las texturas de la piedra, la madera, el bronce y el cobre se manifiestan en los muros, los suelos, las mesas y los platos, todo elegante y minimalista. Me enamoré de este espacio, antes incluso de caer cautivada por las flechas de la cocina que acertaron con todos los platos.

Era domingo noche y la sala fue llenándose lenta e imperceptiblemente de parejas jóvenes, un grupo de amigos por los 30′ y en el reservado, una familia con niños de 10/12 años que no hacían nada de ruido, supongo que estaban como yo ocupados relamiéndose.

Nos prepararon una degustación con platos para compartir que era super abundante. La vergüenza es que nos lo comimos todo y cuando leáis veréis que era casi imposible, así de bueno estaba. Lo mejor, aunque salí bastante «llena» no me sentí pesada ni un instante.

Empezamos con un aperitivo perfecto: sunomono: que es una ensalada con «algo de vinagre» ver la explicación en el link que nos regala la experta y cuidadosa Spoom de secocina, que en este caso era de algas (verdísimas  y brillantes como esmeraldas, con textura firme y untuosa a la vez) y langostinos en vinagreta de soja, que estaban en su punto perfecto: poco hechos, firmes y húmedos. La mezcla sobria, fresca, aromática y deliciosa.

Después: hotate to foie no teriyaki en versión aperitivo, que era una vieira (pequeña y sabrosa) coronada con un trozo de foie a la plancha con salsa teriyaki unagui (que en este caso era con salsa de soja, balsámico y anguila resaltaban la mezcla de sabores ácidos y caramelizados del vinagre y la anguila) y el sabroso juego con las texturas de la vieira y el foie a la plancha. Firmeza y blandura.

Comenzamos los primeros con una exquisita, crujiente y poco grasa tempura de cangrejo real con verduras y pimientos del padrón, que es de las mejores que he probado nunca, sobre todo por la proporción exacta de masa y producto y lo crujiente del empanado… No le sobraba ni un gramo de aceite y los productos se conservaban frescos como dentro de una crisálida, que no una cárcel, como pasa tan frecuentemente con las tempuras malogradas.

Frente a mi, en una mesa a la suficiente distancia para tener intimidad (yo es que soy muy cotilla) había un par de chicos por los veitimuchos. Uno de ellos, que parecía asiduo del Kuo aconsejaba a su amigo, pero como no podía decidirse recomendaba casi toda la carta jajaja que es lo que precisamente me está pasando a mi.

Después llegó el kuo fu okonomiyaki: crêpe japonesa con carne y huevo, que fué lo único de todos los platos que me gustó sin muchos aspavientos. Era una oblea de masa firme, no como nuestras crepes más un wrap de trigo, relleno de verdura mixta y un huevo frito que se rompió sobre las verduras. Por encima virutas de bonito seco que aportaban su toque marino a un plato vegetal y fresco.

Después nos trajeron un par de cazuelitas (en mini cocotte de staub) Gyu suki-yaki que era una IMPRESIONANTE, CAUTIVADORA, EQUILIBRADA cazuela de solomillo de ternera con huevo poché, setas shitake y cebolla confitada. El sabor del caldo era intenso y aromático, con algunos rastros dulces y perfumados, los trozos de carne poco hechos y tiernísimos y las setas y verduritas parecían una brisa fresca en un día de calor… Un plato divertido con toques de bosque y tierra. De esos para degustar mil veces.

Cuando estaba más que encantada con la propuesta del Kuo, nos trajeron un par de nigiris de «fusión» que siempre suspenden en mi caso, pues la «gracia del sushi» para mi está precisamente en la mezcla de lo crudo y lo cocido y los sabores contrastantes. Aún asi tenían una pinta espectacular y como me gusta probar de todo, me lancé a por el mas grande jajaja

Nigiri con foie a la plancha, con el higado en su punto, suave, etéreo, combinaba con el arroz como si hubieran nacido el uno para el otro. Un bocado exquisito e impecable que me congració con las «fusiones» y Nigiri de brie con nueces y miel, que indudablemente estaba sabroso y bien logrado pero que no tenía nada que hacer frente a su antecesor. Buena idea para prepararlo en casa como aperitivo para los niños! ambas versiones venian flambeadas con soplete y el arroz habia tomado un poco de tostado, además se deshacian en la boca fundiendose con todo su sabor. Aplausos.

Cuando pensabamos que el menú habia llegado a su fin, que era lo justo después de tantas delicias, nos trajeron una bandeja colorista, que más parecía un cuadro de Miró, generosamente poblada de sushi y de sashimi que suscitó emociones en mí. Los amantes del sushi saben a qué me refiero.

Maki california de aguacate y cangrejo.
Maki con langostino en tempura.
Nigiri de salmón.
Nigiri de ventresca de atún flambeado.
Nigiri de toro.
Sashimi de: atún, pescado blanco, salmón y unos trocitos de calamar rellenos de una hoja aromática y exquisita con toques anisados…
Seguro que me dejo algo pero estaba todo tan delicioso con las temperaturas del pescado perfectas, el grado de fusión y cocción del arroz, la calidad del jengibre y el wasabi… Todo impecable. Más que recomendable imprescindible.

Y de postre: Tarta de queso con salsa de kiwi que era perfecta porque estaba ligera y fresca poco azucarada una opcion que ayudaba a «bajar» la comida de forma sabrosa y fresca y Mousse de chocolate blanco, naranja amarga y crumble de chocolate que combinaban perfectamente, la suavidad del mousse muy equilibrado de azúcar, con el toque citrico y amargo de la naranja y las pequeñas piedras de crumble de chocolate intenso…

Por si fuera poco, la atención y el «ritmo» del menú fueron perfectas, como en un ballet. Ayudó el camarero guapo y agradable y todo el personal vestido de riguroso negro. Impecable puesta en escena.

Salí enamorada de la Taberna Japonesa Kuo, con la certeza de que será uno de mis habituales pues la relación calidad precio es PERFECTA. Mirad la carta en su página en la que podréis ver todos los platos que os describo con sus precios.