RESTAURANTE THASSOS

Ciudad: Madrid.
Dirección: C/ Nuñez de Balboa 106
Teléfono: 91 561 68 78.
Precio Medio: 35€ sin vino.

Cuando pienso en Grecia pienso en gente que habla alto,  en casitas encaladas y luminosas que miran desafiantes al mar de un azul exultante… Y pienso en Kavafis (Aunque sea egipcio de Alejandría) y en mi Ítaca particular, pero sobre todo e inevitablemente, Grecia me recuerda las hojas de vid rellenas de arroz (Dolmades) o de carne picada, casi huelo la Moussaka, esa especie de lasagna de berenjenas y carne picada, pienso en aceitunas de Kalamata y en los Gyros, más sabrosos que los kebabs (en barcelona excelentes gyros AQUI)  con su cebolla crujiente y la salsa tzatziki(con yogurt, ajo  y pepino) y esa carne de cordero que ha estado dando vueltas en la brasa… Y en cerveza fría… Grecia me trae muchas cosas…

Así que cuando mi amigo Miguel Ángel, me dijo que nos viéramos allí me relamí y de repente, me sentí en vacaciones… Al llegar me encontré con una primera y agradable sorpresa: el local no estaba diseñado como los restaurantes regionales «típicos»  llenos de símbolos patrióticos o souvenirs decorativos (que me horrorizan). Era una decoración sobria y agradable con muros de color piedra, suelos de pizarra, madera  lámparas de luz indirecta que aportaba calidez, como si estuviéramos en el comedor de la casa de alguien… Las sillas no me gustaban demasiado porque tenían un tono brillante que detesto, pero eran confortables que es lo más importante….  Remataban la adecuada ambientación con música variada de un gusto exquisito.

La carta con platos que recogen materias primas griegas pero que se utilizan en preparaciones menos típicas.  De aperitivo un pinchito de olivas de Kalamata, queso feta y tomate natural. Fresco y delicioso.

Como soy antojadiza, mi amigo accedió a compartirlo todo…

Pedimos ensalada de hojas de roble con queso feta cubierto de sésamo y jamón ibérico, estaba realmente sabrosa, sobre todo por el equilibrio de la vinagreta, tan suave que permitía a cada ingrediente brillar por si mismo, el feta que en general es salado estaba suave y bien acompañado por las semillas. Un 10.

Después, el plato que más me gustó de la comida: un rollo de pasta brick finísima rellena de gambas con puré de remolacha, que era toda una fiesta de sabores. No. Una fiesta no. era una melodía suave con algunos toques brillantes de fondo. Cada textura, cada sabor dulce o salado, de los diferentes ingredientes tenía su exacta razón de ser en el plato, que por sencillo y agradable no deja de ser magistral.

De segundos: Salmón con salsa de naranja que estaba muy bueno con su leve sabor a naranja tostada y el punto exacto de cocción, acompañado de arroz Basmati que estaba un poco soso.

Y solomillo de ternera Morucha, con una base de boletus y ciruelas que acompañada de una parmentier de patatas con nata y trufa (que no era un puré fino sino con trozos del tubérculo roto, deshecho pero no batido) que se convirtió en mi segundo plato favorito e infaltable en Thassos. La carne tiernísima y la mezcla de boletus y ciruelas aromática, contrastante, juguetona y equilibrada.

Para cerrar una cremita (en chupito) de pistachos liquidos con espuma de vainilla negra y frutas que estaba impresionante y un vasito pequeño de yogurt griego del de verdad, con macedonia de frutas. Deliciosos y muy recomendable.