RESTAURANTE ESMARRIS (EN DOLÇE SITGES)

Ubicación: Dolce Sitges Avda. Camí de Miralpeix, 12
Sitges
Teléfono: 938 109 000
Horario es un poco extraño e imprescindible tenerlo en cuenta: es viernes, sábados y puentes de 20:00 a 24 h.

Hoy os tengo una crónica de lujo. Una crónica de un fin de verano ideal y una invitación al desenfreno…

Estuve comiendo en Esmarris para probar su carta de otoño. y nos trataron como a princesas. Lo mejor es que no tuvimos que comportarnos como tales, pues el ambiente y los acompañantes eran desenfadados a pesar de la elegancia natural del entorno. La mañana estaba cálida, con una brisa suave y un cielo azul después de algunos días de lluvia que me hicieron temer el comienzo del frío. Al llegar al Dolçce Sitges, un hotel inmenso donde todo es inmenso (también el paisaje), me temí una jornada un poco formal, un poco fria, un poco «periodistica»… Me equivocaba…

Nos dirigimos a la terraza en la que la brisa soplaba suavemente, no golpeaba el sol de la tarde sobre la frente pero iluminaba la playa a lo lejos como una invitación, un canto de sirena. Estaba tan a gusto que a pesar del hambre que casi siempre me acompaña me resistía a entrar al comedor, un espacio discreto, sereno y fresco que pudo quitarme el mono de exteriores.

En el Esmarris, han optado por una idea genial los menús degustación de 3, 5 y 7 platos…. adivinad cual comí ; )

Y comienzo sin demora para no extenderme demasiado

Al punto y para ir entrando en vena un chupito de crema de pescado que tenía una cualidad llamativa y para mi excepcional: a pesar del tamaño minúsculo del vasito y la textura de la crema estaba muy caliente. Poderosa… imaginé que si viviera en la Estepa rusa en lugar del lingotazo de vodka para entrar en calor me echaría lingotazos de una sopa sublime como esta… El sabor concentrado pero suave y natural a la vez, y la textura ligera pero contundente de esas que sientes pasar por tu garganta, despacio…

Despúes un festival de pequeños aperitivos. Excepcional el ñoqui de queso de cabra tiernisimo y tibio bañado en una salsa purisima de calabacín que resulto escaso por lo exquisito… Me relamo de recordarlo… Imaginé un plato completo de esta delicia tierna y tuve que darme la excusa que esgrimía mi madre cuando no queria darnos más de algo «lo bueno, poco, dos veces bueno» sentencia que no comparto pero que me ayuda en momentos como éste…

Después llegó un plato lindo y sabroso: trufa sorpresa con tierra y aromas de otoño que era una bolita de foie a la temperatura ideal, recubierta de láminas de trufa negra sobre un decorado de sal maldon, cacao, almendras y hierbas que daban el toque verde al paisaje terroso de la trufa. Es un bocado juguetón e interesante aunque no se si estaba poco sensible o el foie resultaba muy intenso pero no pude percibir claramente el sabor de la trufa, si en cambio su función en la textura del plato y en su contribución a los matices atoñales. Daba potencia al plato sin subir mucho la voz, como una pieza fundamental en un coro experimentado.

y llegaron los primeros después de los aperitivos que ponían el listón alto y así cumplieron:

De primero caldo de setas con crujiente de papada y aire de foie… Es difícil para mi, tan fanática de las sopas, cremas y purés describir este plato. Los aromas de las setas llegaban al estómago.. no solo a la nariz! Como si sentara bien con solo olerla y claro al probarla sentí como el chisporroteo del fuego en una noche de luna llena… El trocito de papada tostada y tierna le daba cuerpo a este regalo de la tierra.

De segundos: un lomo de bacalao, brillante y un poco salado que se neutralizaba con una infusión o un licuado de borrajas muy fresco y ascéptico como un buen guardaespaldas que sacaba de apuros al temperamental protagonista que venía también apaciguado con dos mini corazones de alcachofa densos cremosos y excepcionales. Como la novia delicada de Marilyn Manson… Buena combinación y memorable plato.

De la tierra un trozo de cabrito tierno, sereno y rosado, sobre un puré de patatas de los de antes ¡al fin! con grumos de patata en mantequilla y la textura que me gusta. Tenia según la carta un jugo de eucalipto que no se realmente donde estaba, pero con la calidad de la cocina supongo que cumplia la función de dar profundidad a la carne pero no pude reconocerlo en mi boca.

De postre: un cremoso de turrón (que si sabe a turrón de Alicante con sus almendras), una castaña y crema mousse de chocolate con algunas endrinas en una combinación festiva y no pesada a pesar de lo «caliente» de todos los ingredientes…

Con los cafés, trocitos de fruta fresca (melón, piña, manzana) bañadas en una infusión de hirbabuena que estaba tan potente y deliciosa que fue un final refrescante y digno de una comida excepcional acompañada de excelentes vinos bien maridados.

El precio del menú de 5 platos es de 67,20€, Yo comí el de siete platos que es de 79.40€ (sin los vinos)

Esmarris es un infaltable… si quieres una noche romántica o festejar algo especial el paseo a Sitges puede ser una idea genial (Hay que tener en cuenta que el restaurante cierra del 28 de Noviembre al 31 de enero… aprovechad el buen tiempo!)