RESTAURANTE HAKKASAN

Ciudad: Madrid
Estafeta, 2 (Plaza Nueva de la Moraleja)
Teléfono: 91 650 84 80.
Precio Medio: 35€ sin vino (hay menús de 35, 37 y 18 euros)

Adoro el buen tiempo y nada mejor para disfrutarlo que comer o cenar en una terraza de calidad como la que tienen en Hakkasan. El día de mi crónica, me habían asignado una mesa comodísima en la que la sombra y la brisa eran los acompañantes. Me sentí en vacaciones, lejos de todo a pesar de estar a apenas 15 minutos del centro de Madrid. Mientras esperaba a mi amiga, tome una Ginger Ale fresquita y me dediqué a observar a mis vecinos de placer: a un lado (a buena distancia pues la terraza es verdaderamente cómoda con mesas grandes y «de verdad») había un grupo de tres mujeres de tres generaciones distintas, todas rubias con melenas cuidadísimas y gafas de firma. Más allá un par de ejecutivos en comida de trabajo, y en otras mesas una pareja de buen ver. Él estaba tan bronceado que parecía recién bajado de un yate en el pacífico, aunque bien podría ser un golfista avezado, tan frecuente en La Moraleja. Con la carta tuve dudas pues habia tantas ofertas de especialidades Chinas salpicadas de propuestas nikei (esa fusión japo/peruana que está arrasando en las ciudades más cosmopolitas del mundo). Estar ahí fue un placer enorme que sólo se incremento cuando llegó mi amiga minutos depués.
Acordamos picar muchas cosas para no quedar con antojos, que son malos.
Me llamaron la atención un menú del día que por 17€ + IVA ofrecía varios platos provocativos y otro de 35€ cabeza que estaba variado y largo, interesante.
Mi acompañante, asidua de Hakkasan ya tenía algunas sugerencias para mi. Como conozco sus buenos gustos obedecí sin rechistar.
Pedimos: un ceviche de mero, al mejor estilo peruano: Picante, aromático por el cilantro y la lima que son una mezcla maravillosa que nació en el paraiso sin duda y un toque dulce muy leve que atenuabba los aguijones del picante. Exquisito. Para acompañar (y pasar el picor) deliciosa y crujiente yuca frita, que a diferencia de muchos locales que la preparan estaba tierna por dentro con todo su almidón y tostada por fuera como tiene que ser.
Después una de las especialidades de la casa, Dim sum de carne de cerdo, al vapor y pasados por la plancha, acompañados de mostaza a la miel que estaban tan jugosos e intensos que al morder una de las tiernas empanadillas saltó un chorro del jugo hacia el frente, estrellándose en mi copa… afortunadamente las mesas son tan amplias que mi amiga y su precioso top de seda, se libraron de llevarse a casa la evidencia de su jugosidad.
De tercero, un roll Mamenori: con langostino, hierbabuena y alga blanca, que era dulce y aromático y al parecer uno de los más pedidos de la casa. Valió la pena para probar y descubrir nuevas opciones y sabores contrastantes pero prefiero los rolls tradicionales pues la hierbabuena es tan intensa que dificilmente deja que los demás ingredientes brillen por si mismos…
Seguimos con california roll, equilibrado y exquisito, con huevas de trucha y aguacate. Donde el balance estaba conseguido.
Y seguimos con «lo chino»: tallarines tepanyaki con huevo, lonchas de buey y pimientos rojo y verde, que estaban sabrosos y sencillos, para disfrutar de un plato agradable y contundente y un poco de arroz salteado con verduras y setas chinas con ese punto graso de los arroces chinos, que hace que cada grano esté suelto, firme, provocativo.
Para cerrar una exquisita tarta de queso con ciruela y un poco de toffee por dentro. Un postre untuoso y tierno. Como cuando tocas las regordetas manos de un bebe. Y la infusión Hakassan: Lichi, hierbabuena, ginseng, ciruelas chinas, flor de té y rosas de pitiminí! una bebida digna de una emperatriz y que contribuyóa que en la mesa nos dieran las tantas, pues cada sorbo exigía detenerse, saborear y apreciar toda la belleza que cabe en una taza.

La cuenta 40€ por cabeza sin el vino. Como veréis comimos demasiado y la relación calidad precio fue inmejorable.