En todos los restaurantes, bares, cafeterías o cafés hay siempre un balance diferente entre la cocina, el servicio, el ambiente, los precios, la oferta gastronómica y ese bouquet único es el que define la personalidad del lugar. Con Estel de Gracia mi primera impresión fue de agradable comodidad, la sensación de que había llegado a un espacio en el que las veladas se alargan inevitablemente. Lo confirmé en mi primera comida allí. La atención y el servicio amable de Salva y Begoña consiguieron que me sintiera en casa, otro tanto hicieron los detalles decorativos sencillos y únicos que combinados con los techos altos, las luces cálidas y el mobiliario adecuado conseguían un…