Cocina argentina,  cocinas del mundo,  Comer barato y bien,  Excelente relación calidad/precio,  Restaurantes Barcelona: Favoritos

Restaurante Braseria El Rincón Criollo

El rincon criollo detalle sala

A veces las palabras se resisten. La experiencia completa queda difuminada por frases comunes que restan valor a lo que queremos trasmitir. Pasa mucho si tenemos de hablar de lugares con vocación discreta, o propuestas que pretenden hacer bien lo que se ha hecho bien toda la vida. En El Rincón Criollo, encontré esto. Carnes, empanadas, servicio y decoración mimadas al máximo pero sin efectos especiales. El rincón criollo no es la chica vestida de rojo que atrae a todos los chicos de la fiesta. Es la que baila y conversa con alguien que al final de la velada decide que quiere vivir toda su vida junto a ella.

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Llegue a su local a medio día y al principio tuve miedo, tienen obras justo en la acera del paseo San Juan y temí ruido y molestias, pero nada.

La sala es muy acogedora, con una decoración sencilla y luminosa y con detalles de buen gusto: muebles blancos y cero tipismo pues a veces los asadores se concentran en trasmitirnos el ambiente de la pampa con una exceso de floritura que parece un parque temático. No es el caso y se agradece. El Rincón Criollo en un local moderno y agradable en el que puedes pasar el rato y hacer comidas con glamour. Me llamó la atención la juventud y la multiculturalidad de los vecinos de mesa: había un grupo de 8 personas por los 30 que parecían proceder de diferentes partes del planeta, aunque hablaban inglés. Más allá una mesa de 3 chicos con estética skater y una pareja de esas que parecen del barrio de toda la vida y una pareja de novios, él de una belleza llamativa con la piel como de ébano, ella delgaducha y agradable. Con tanta gente anticipé de nuevo el temidísimo ruido pero el local tiene buen aislamiento sonoro y a pesar de los techos bajos, no había reverberaciones ni molestias sino un ambiente relajado y tranquilo.  Fue estupendo.

Me invitaron a probar su parrillada de carne para dos personas y fue todo un descubrimiento. Lo primero es que el día de la crónica mi acompañante era poco carnívoro, así que haciendo gala de sensatez pedí que la parrillada fuera un poco más pequeña de lo habitual (aún así, al final pedí doggiebag porque me sabe fatal tirar comida y más cuando está tan deliciosa) preparé un calentado con las sobras que estuvo de infarto.

De aperitivo dos empanadillas: la primera de humita (con maíz, cebolla y bechamel) que estaba con el hojaldre crujiente y seco pero con el relleno untuoso y meloso, muy sabrosa y la segunda de roquefort y champiñones que no funcionaba muy bien, pues los champiñones también estaban aliñados y esa mezcla era peleona, recomiendo pedir humita y alguna otra de las opciones de empanadilla (aunque como en la otra, la masa era exquisita)

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La parrillada de carne era perfecta! Cuando nos trajeron la tabla de pizarra a la mesa con las carnes, pensé que el camarero no había escuchado claramente mi petición de hacer la ración más pequeña: era contundente con trozos tiernos y jugosos de vacio, entraña, tira de asado, dos chorizos y dos morcillas. Me explicó el camarero que si iba a hacer foto de las carnes tuviera en cuenta que había cumplido mi petición y que las raciones de las tres carnes eran un poco más pequeñas de lo habitual. No lo parecía. Yo aconsejaría unas pizarras más grandes o las tablas que las sujetan, pues las carnes tienen poco espacio e ir eligiendo se convierte en una tarea delicadísima.

Me sorprendió positivamente la ternura de todas las carnes y que estaban cada una en su punto, la de hueso más tostada, el vacío más rojo, la entraña intermedia con sus jugos aromáticos. Venían con salsa criolla (tomate y cebolla) y chimichurri. Las morcillas equilibradas y especiadas con su leve toque de anís (apenas insinuado) y el chorizo argentino, magro y levemente picante.

La carta de vinos con propuestas interesantes, con vinos mendozinos y chilenos principalmente, algún priorat (obrador 2008)  y algunas opciones interesantes por copa.

Y aunque es lo mínimo que se puede exigir en una parrilla argentina, me resultó llamativo el punto perfecto de cada corte de carne y la forma que tiene el maestro parrillero de conservar y realzar las características de cada pieza. Pues en algunas parrilladas encuentro toques disonantes o alguna carne que se queda por detrás de las otras porque sale antes de tiempo o se cuece más por el calor de la pizarra. Aquí todo parece cronometrado, como en una pista de carreras de formula uno.  Y lo más llamativo, menos de 15€ por cabeza (la parrillada para dos es de 29€)

FICHA:

Ciudad: Barcelona
Dirección: Passeig de Sant Joan, 72, 08009.
Teléfono: 932 50 36 80.
Precio medio: 20€

 

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