Entre la calle Santa Engracia y la Plaza de Olavide, en el agradable barrio de Chamberí ha nacido un explorador, un aventurero con vocación de trotamundos pero cuidadoso y serio como los viajeros más expertos: Bacira, un restaurante con alma de anfitrión.
El local luminoso y abierto nos permite sentirnos en la parte más amada de la casa, es luminoso y sencillo a partes iguales y su carta te hace guiños continuos con propuestas divertidas pero reflexivas, no en vano los 3 socios y alma del restaurante tienen amplia y variada experiencia en diferentes cocinas de gran talla.
La idea rectora de la carta: trabajar con buen producto de temporada a un precio accesible, sin renunciar a la creatividad.
Estos son algunos de los platos de la carta:
Tiradito de vieiras con tobiko, brotes, cortezas y yuzu.
Anguila ahumada con ricotta, tomates secos, brotes y quinoa.
Pulpo a la parrilla ligeramente ahumado con espuma de patata y butifarra negra.
Albóndigas guisadas de rabo de toro con puré especiado de patata.
De postre, Manzana impregnada de lemon grass con helado de piel de limón y bizcocho de ron o Pan de especias con mousse de chocolate y helado de naranja, pimienta y sal.
Yo hasta ahora sólo he leído los comentarios de prescriptores que sigo en Twitter y en los que confío mucho, así que me preparo para darme un festín en este local que promete más que buena cocina.