Cocina de fusión,  Cocina Mediterránea,  Con estilo,  Excelente relación calidad/precio,  Lujo,  Productos gourmet,  Restaurantes Barcelona: Favoritos

RESTAURANTE CESAR PASTOR (antes COLIBRÍ)

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Ciudad: Barcelona
Dirección: Calle Casanova, 212 (entre París y Londres)
Teléfono: 93 443 23 06

Sin conocer el restaurante, el nombre no me decía nada, era sólo una figura bonita, una decisión musical, que podría evocar cosas de infancia a los propietarios…

Cuando llegué ya me esperaban mis tres acompañantes en el pasillo de entrada, casi cinematrográfico, que nos enseña la bodega acristalada y unos sillones bonitos y funcionales. Al fondo, la sala: un espacio agradable en tonos beish, dorado mate como el trigo, amarillo leve como la yema de huevo y algunos rastros de café con mucha leche… que dan calidez y elegancia a unas mesas redondas amplias y dispuestas a gran distancia las unas de las otras, de modo que sentí que solo estábamos los cuatro… Un efecto claramente conseguido que nos invita a entrar en vena de disfrute de todas las sensaciones con que nos ha regalado la generosa vida.

Me entretuve mirando una de las mesas: había una pareja atractiva y el chico, por los 45, era una versión más bajita de Liam Neeson (de ella solo recuerdo su melena rubia perfecta).

Tomamos un menú degustación que estuvo impresionante.
Primero un variado de aperitivos bien pensados para darnos una idea de lo que sería la velada: Un Maky con alga nori, un bocadito de sabor intenso, como una ráfaga, con sardina, salsita de pepino huevas de trucha y vinagreta de wasabi…

Después un mini taquito de Bonito braseado con salsa soja y tomate que me dejó antojada, con la frescura y prerseverancia de la carne y la suavidad de la salsa.

Después Tatén de manzana, hígado poêlé caramelizado, Pedro Ximenez y praliné de avellanas, que era un bocado dulce y denso, profundo y ligero, suave y contundente a la vez, un bocado provocador de sensaciones contrastantes pero no contradicotrias…  Como una buena discusión en la que no hay ofensas, solo puntos de vista e interés por aprender ; ) .

También un Langostino en brocheta rebozado en alga nori y coco con espuma de yogurt que estaba en su punto, no demasiado hecho…

Por último un muslito de pollo glaseado con pimienta jamaicana, el aperitivo más corriente que como una adolescente guapa, menos agraciada que sus acompañantes.

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Y llegaron los primeros: El Puré suave de coliflor con vieiras y caldo de hortalizas era un plato aromático, juguetón, pues las vieras con su sabor intenso estaban jugosas y dejaban un rastro de carbón, de plancha delicioso… el puré de coliflor por su parte, con todo su caracter, no alcanzaba a inhibir la carne del bivalbo, al contrario, potenciaba todas las cualidades de ambos ingredientes y algunas rodajas de almendra, muy levemente tostada, con los sabores de lo crudo y de lo hecho sorprendía a veces en la boca, junto con un caldito intenso de vegetales con sus tropezones al dente, que producían contrastes armoniosos como si fueran diferentes pasos en una misma coreografía. En la mesa, el tema se habia orientado a la relación de la cocina con la sensualidad y todos estuvimos de acuerdo, cocina y eros van juntos!

Después nos llego otro plato magnífico que fué directo a todos los sentidos, incluyendo las emociones de las que se enriquecen: risotto con ceps y trufa de invierno, que olía a felicidad pura con sus evocativas imagenes de bosques, con duende claro…. El camarero al entregarlo hizo un chiste pertinente: «debajo hay arroz». Y así era. Láminas de trufa generosas y aromáticas sobre un arroz en su punto, firme y meloso, con los jugos de las setas y sus  aromas bien impregnados y fundidos, con toda su fuerza. Viril. Este plato lo acompañamos con un vino interesante: Vins de Taller MM06, 2006 que estaba muy bien para este plato porque tenia toques profundos, densos mas de madera que de fruta y temperamento sin pelearse con el plato.

Después otro plato atractivo: Morro de bacalao, judías de Santa Pau con tomates verdes y huevo poché. Me gustó mucho, aunque viniendo del arroz el pescado estuvo en un lugar más discreto del que seguramente habría ocupado ANTES del risotto. El bacalao de excelente calidad se expresaba con toda su fuerza, con la sal, la firmeza de la carne, la potencia. La mermelada de tomates apaciguaba un poco su temperamento de lider de manada dándole sutileza, y el huevo poché y las judías, pequeñas, discretas, casi tímidas eran acompañantes poco visibles de un ingrediente con vocación de lider. Lo acompañamos con cerveza artesana de Baladin, Nora. elaborada con Kamut: Era como un bálsamo que limpiaba y aromatizaba la boca después de cada bocado del pescado.

Y ya, cuando mis afectos estaban rendidos ante éste cocinero y su local, llegó el Steak tartar al estilo del Chef, que garantizó mis lealtades. Una ración perfecta del steak más equilibrado y sabroso, la carne ligadita, magra, sin fibras con sus notas dulces de mostaza, de alcaparra, de anchoas discretas y suaves, de la leve fruta de las salsas acompañantes… y para mi felicidad, las yemas de huevo bien integradas y el picante levísimo, dos cosas que a veces me desalientan de los tartares… Este era perfecto para mis gustos. Hecho a mi medida.

En este punto en la mesa discutíamos sobre la labor del blogger gastronómico y la «legitimidad» de hacer lo que hacemos… Cierro aqui mi postura diciendoos que espero seguir teniendo el entusiasmo y la capacidad de descubrir locales que pueda recomendar desde mi experiencia de usuaria. Nada más. Y espero no decepcionaros en el camino. No invitaros a un local que sea poco recomendable o en el que os vaya mal. Ayudar a que gastéis bien el dinero que se gasta uno en una comida especial y ser honesta como esta cocina de la que os hablo hoy.

Y entre cavilaciones y preguntas, trajeron el prepostre, una copita fresca de Piña, sopa de rosas y sorbete de mandarinas con azahar. fresquito y limpiador.

Para cerrar con broche de oro y buenas experiencias: uno de los postres más exquisitos que he tomado en los últimos tiempos: Queso fresco con dulce de leche, mango y aire de coco, que era suave, pero con temperamento, la textura era como de chese cake pero con toques más firmes y un corazón de dulce de leche y mango que me arrastró de las alas (si, te saldrán mientras comes) y con las alas, a la tierra en que nací.

MIRAD LOS COLIBRIS Y SU MAGICO VUELO!

Y entonces al terminar una comida irrepetible, entendí por qué este restaurante entrañable se llama Colibrí, solo hay que ver el delicado equilibrio, la ligereza del ave en vuelo, estática ante la flor, el resultado es precioso y no llegamos a imaginar la pericia, la fuerza, el trabajo que significa para ese pajarito pequeño, sin pretensiones, mantenerse ahí libando las flores.

Colibrí, y su cocina es mágico,, como el vuelo del colibrí…. Y además es pagable!!!! si. En el Restaurante Colibrí hay, todos los días, en comida y cena, la carta a un precio fijo de 37 € (IVA incluido, sin bebidas). Con aperitivos, y a elegir entre 9 entrantes, 5 platos de pescado o 6 de carne, y 7 postres. Si prefieres se completa con una selección de marisco fresco (con suplemento).

El chef diseña cada temporada un menú con sus platos más representativos y demandados, que incluye quesos y un prepostre sorpresa. 62 € (IVA incluido, sin bebidas, para la mesa completa y un máximo de 8 personas)  y puedes tomar vinos por copas: blancos, tintos, cava y champagne.

VUELA AL COLIBRI!

2 Comments

  • Miquel Sen

    Hola Lila,

    Ya sabes que soy un asiduo de tu blog, ayer me enteré que el restaurante colibrí habia cerrrado, que pena… te lo digo para que tomes nota.
    Un abrazo
    Miquel Sen

  • Lila Ortega

    Miquel!!!
    Para mi es un verdadero honor que visites mi blog!

    Lo que pasó es que cambio de nombre y no he sido tan juiciosa para informar en el post (qué desastre una vez bien comida olvido lo demás jajaja) voy a reparar el error ya! muchas gracias…

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