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RESTAURANTE ATELIER D’ENRICH

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Dirección: Plaza de la Fuente de la Moraleja (c/ Estafeta, 2).
Teléfono de información: 91 650 29 32 (no admite reservas)
Precio medio: 26€ (sin vino) aunque puedes comer de lujo por 15 euros!!!

La cocina está vinculada de una forma profunda e intangible con nuestras emociones y nuestra historia. Amamos lo que comimos de niños si había seguridad y bienestar en nuestra casa, odiamos sabores u olores que nos mueven terrores antiguos, vibramos de emoción ante un aroma largamente olvidado… No es fácil hablar de objetividad cuando comemos… Afortunadamente existen lugares como Enrich, donde la calidez y la memoria se encuentran con hechos contundentes y entonces la labor de recomendación se vuelve levísima y certera y puedo permitirme la emoción sin miedo a crear falsas expectativas y desencantos.

Llegué al Atelier de Enrich y encontré una personalidad alegre y divertida, como una princesita que crece ajena al protocolo pero con la elegancia de sus padres… Musica vibrante, una barra alta con capitoné de cuero negro, sillas con respaldo estilo Luis XV, no butacas (vivas para la decoradora!!!), comodísimas sillas de terciopelo morado, mesas contundentes de madera y hierro y la cocina vista más impresionante, artística y limpia que he visto! (que envidia…).

Nos sentamos a la mesa en un rincón con los ojos clavados en la danza de la cocina, que sirve al restaurante gastronómico y al atelier con un personal que parece sacado de una revista donde todo es bonito… Me sentí como en una escena de deliciosa Marta pero mejor!

Y comenzamos con un delicioso coctel de violetas con plata (que no sabe a nada pero hace bonito y eso cuenta) elaborado sin alcohol y que estaba picantito y vibrante como los peta zetas de la infancia.
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Para elegir los vinos lo tuvimos complicado: había vinos variados, con una buena presencia de blancos y D.Os con toques originales y variedad de precios y caracter, es decir creo que hay un poco de todo para todos los gustos y bolsillos y una clara intensión de unicidad. Estabamos contentas con los descubrimientos y pedimos champagne.

Al ojear la carta descubrí la primera gran sorpresa de la tarde: habia dos apartados, el de las raciones y el de los platos en porción degustación. Las degustaciones nos dan la oportunidad de probar muchos de los platos de Víctor en porciones individuales a buen precio. Pero las raciones también se distinguian por su precio discreto.

Antes de nada y para no repetirme las degustaciones llegaban en cazuelitas mini de Staub que son además de atractivas excelentes porque conservan la temperatura de los platos y nuevamente ¡hacen bonito, MUY bonito!

Para picar apuestas divertidas ya que estábamos entusiasmadas con una copa de Champagne Ruinart blanc des blancs, que estaba fresco e llamativo por su discreción afrutada y un leve toque láctico que me recordaba a las mañanas veraniegas en las que iba a presenciar el ordeño, que en mis tiempos de niña era manual.

Pedimos Las cigalitas en satay con cresta de gallo, fritas y curry rojo al estilo Thai (8 euros) que destacan sobre todo porque están poco hechas, jugosas con temperamento y la cresta de gallo con su suavidad que se esfumaba dejándote el recuerdo de su paso…

También un vieira (gorda, jugosa y tierna marcada a la sartén) con una leve salsita de yogurt, curry, cilantro y ficoide que costaba 5€ y que era una verdadera delicia por sus leves y variados matices. (la explicacion del ficoide la saqué de «nueva salud» pues era completa e interesante).

Después una mini cazuelita con risotto de hongos, jugo de asado y esencias de trufa blanca (12€, la ración 7€ la degustación) que el camarero destapó ante mi nariz, y que liberó un aroma a lluvia y campo que abrió mi apetito. El grano al dente, firme, suelto, con la salsa intensa en la que el jugo del asado era solamente un contrapunto, como un abrazo dado en el momento más urgente y oportuno, a unos hongos poderosos.

Después tuétano (un tratamiento fabuloso que descubrí en Enrich hace más de un año) en una tostada con mostaza a la ancienne y mantequilla de provence (4€) euros

Albóndigas “Tradición” caseras y tiernas casi untuosas con cous-cous (poquísimo) con vegetales (4€). Que estaban tan maravillosas como se ven en la foto, pero que ante los acompañantes de reparto quedaron un poco deslucidas, no por la calidad de la factura sino por las luces y brillos de sus acompañantes…
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Y para cerrar un grande, colorido y sabroso sándwich Enrich Club (7€), con buen pollo tandori que le daba ese toque original a un sandwich tradicional y sabroso, acompañado con patatas hilo muy especiales pues son hechas con patata red pontiac que tienen una textura deliciosa como si tuvieran más azúcares. Este plato es perfecto porque puede cumplir perfectamente la función de plato único una tarde de trabajo y pocos euros.
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Estábamos satisfechas, achispadas y felices, como las vecinas de mesa: un grupo de 5 chicas por los cuarenta, muy bien arregladas (y un poco ruidosas) acompañadas de dos hombres de 50, que eran auténticos dandys modernos.

Para cerrar y entre las tres un bizcocho fluído de chocolate con intenso, verdísimo, profundo helado de pistacho, que fue la guinda.

Quise aplaudir a Maria y a Victor artífices y almas de este local en el que la buena mesa es sólo un tesoro más, entre muchas otras cosas…

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