Cocina Mediterránea,  Con estilo,  Excelente relación calidad/precio,  Restaurantes en Barcelona,  Romanticos,  Tapas

FRAGMENTS

Ciudad: Barcelona.
Dirección: Plaza de la Concordia, 12.
Telefono: 93 419 96 13.
Cocina: Casera y de mercado, platos internacionales.
Fumar: Si.
Precio Medio: Variable según apetito (hay tapas, menús del día a 12€ y carta) comimos por 30€ por cabeza.

Tengo unos amigos con gusto exquisito. Me llamaron en para quedar en su nuevo refugio. Al llegar ante el local, una casita de esquina en la Plaza de la Concordia, descubrí por qué. Al entrar fue como recuperar del tiempo los espacios de barrio, cálidos y sencillos, que han sido devorados por los locales minimalistas y supermodernos que muchas veces son cortados con la misma tijera (esos decoradores de moda que hacen parecidos restaurantes con firma). Primero, una agradable barra con pinchos y tapas. Atrás el restaurante con lámparas bajas, antiguas mesas de mármol con patas de hierro forjado y paredes blanco viejo, como con un toque de tiempo y nicotina…

Pedimos un antipasto con alcachofas en aceite, tomates secos, ceps, cebollitas confitadas, rocas de parma, mortadela, bresaola y verdísima y aromática rúcula que estaba delicioso, tal como te lo encontrarías en una trattoria romana de alto nivel… Lo acompañamos con un rioja potente, de sabores casi antiguos y aterciopelados. Los segundos se demoraron, la camarera explicó que la cocina es pequeña y las comandas tardan un poco más que en otros sitios, pero estábamos tan a gusto que no fue inconveniente. Comimos hamburguesa con patatas fritas, de excelente carne de buey, que estaba sólo un poco pasada de punto; rostit de pollo con mostaza antigua, cebollitas confitadas y patatas ratte: que era tierno, sabroso y muy casero, y un plato de verdísimos trigueros con virutas de jamón de magnífica calidad. Tuvimos que obligarnos a terminar cerrando con broche de oro: coulant de chocolate belga, negrísimo, con aceite de oliva y sal maldón. Imprescindible e intenso. Como un beso después de una larga ausencia. Comer en Fragments fue como un caleidoscopio de sensaciones, sonidos, sabores y aromas de esta ciudad única.

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