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OTTOCENTO


Ciudad: Madrid.
Dirección: Libertad, 16.
Teléfono: 91 521 69 04
Precio medio: 30€.


Ubicado en una de las esquinas más atractivas de Madrid, y con el listón alto, Ottocento ofrece cocina italo argentina de calidad con una muy buena relación calidad precio.

Ver la antigua taberna de Carmencita, tan resguardada de las miradas de la calle y tan castiza, convertida en un espacio moderno y luminoso con muros azul cobalto, fotos en blanco y negro, frases en las paredes y detalles de diseño actuales y creativos no hace más que estimularme. Soy una adicta al cambio. Elige una de sus ventanas y disfruta del ambiente de chueca, luminoso y amable. Prueba el budín de berenjenas y maíz, una mezcla afortunada con un rastro de sabores antiguos, bañada en salsa de tomates maduros; y la ensalada Ottocento con bresaola, curada y sabrosa, peras, piñones, flores, queso de cabra y vinagre balsámico. Cuando veo ensaladas tan nutridas tiendo a ponerme a la defensiva, pues en ocasiones son como un baile en el que los invitados interpretaran ritmos diferentes con la misma música, pero éste no era el caso. La mezcla era armónica y deliciosa…

Mientras alabábamos los primeros un par de chicos ingleses, sentados a nuestro lado, lo miraban todo con atención de párvulos ante un profesor vestido de samurai. De segundos mi amiga tomó lomo de atún acompañado de una guarnición perfecta: setas, berenjena, brotes de soja y pimientos en porciones pequeñas y una salsita de soja deliciosa. Yo, atiné con un plato de raviolis de solomillo de buey en su jugo que conseguían estar jugosos por dentro, aromáticos y suaves, que acompañé con salsa de tres quesos (puedes elegir la salsa que quieras, de entre una selección abundante y original, para la pasta elegida) que resultó llamativa, aunque los raviolis pedían un muy ligero caldito de carne para acompañar. De fondo Edith Piaf entonaba alguno de sus trinos magníficos. La jornada estaba siendo muy agradable, a pesar de que el banco en el que me senté se hacía incómodo durante la sobremesa porque era un poco estrecho (un truco para hedonistas… tú, elige la silla). De postre pedimos una trilogía de chocolates para compartir: helado, mousse y brownie que, aunque sabroso, no tenía ese espíritu especial del resto de la comida. Como siempre apetece un buen plato de pasta, en un local fashion y a buen precio, pásate por Ottocento más de una vez. Ah, y si te cautiva puedes tomar ir a tomar té por las tardes, las tartas son variadas y deliciosas.

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